Luna piojosa

Casi como en una suerte de tradición, Los Piojos se volvieron a presentar en el estadio Luna Park, en un lugar que ya sienten como propio. La serie de rituales en territorio porteño arrancó el miércoles 10 de diciembre, siguió el jueves 11 y el viernes 12, y todavía resta la última función, que será el jueves 18.

La banda de El Palomar mostró un repertorio variado, en un show medido, sin altibajos, pero un tanto lineal. Unbekannt fue el tema elegido para empezar el show del viernes y tratar de sacudir un poco al público piojoso, que asistió en gran forma.

El coro de niños en Canción de cuna le dio un toque de originalidad y ternura a un recital estructurado, con muy pocas variantes y escaso lugar para las sorpresas.

En cierta manera, un show de Los Piojos es bastante parecido a una obra de teatro, en donde el espectador ya sabe con lo que se va a encontrar. Las canciones interpretadas por “Micki” Rodríguez -Fijate y Un buen día- ya se tornan un tanto repetitivas, así como el momento de los covers, donde nunca falta El viejo, en el eterno recuerdo a Pappo.

La banda liderada por Andrés Ciro Martínez sí supo sorprender con la interpretación de Blue Suede Shoes (Zapatos de gamuza azul), donde sonó un rock and roll puro. Los Piojos también tocaron Shup-shup, un tema que parecía guardado en el cajón de los olvidos y sacudió los recuerdos de los fanáticos piojosos de las primeras épocas.

El comienzo de El farolito en versión tanguera, y las danzas en Difícil y Muévelo le agregaron un poco de color y maquillaron el concierto.

Un show limpio, que se extendió por un poco más de dos horas, que tuvo la energía que caracteriza a los recitales de la banda, pero que dejó una sensación incompleta en el público.

La noche del 10

Día D. Le llegó el momento a Diego Armando Maradona, que hoy debutará como director técnico de la Selección, en un partido amistoso que se disputará en la ciudad escocesa de Glasgow, ante el combinado local.

Con un esquema 4-4-2 clásico, debido a la ausencia de Juan Román Riquelme, el nuevo DT intentará ir plasmando todos sus conceptos futbolísticos. Tampoco contará con dos de sus jugadores fetiche, como Lionel Messi y su yerno, el “Kun” Agüero, que abandonó la concentración por algún inconveniente con el embarazo de “La Giannina”.

Luego de algunos enfrentamientos con “El Padrino” por quiénes serán sus ayudantes, Maradona se presentará como entrenador de la Argentina, secundado por Carlos Salvador Bilardo, como una especie de secretario técnico.

“Pelusa” cuenta con el apoyo de todos y ojalá que su ciclo comience de la mejor manera. Eso sí, que nadie sea obsecuente con él y no escatime con las críticas si es que las merece en algún momento. Hay que ser justos.

Vergüenza roja

Indignación. Quizás ésa sea la palabra más acertada para reflejar el sentimiento del fanático de Independiente en estos momentos. Es denigrante para el reconocido paladar negro de la hinchada que el equipo juegue de la manera en la que lo hace, y que los resultados sean cada vez peores.

Cabe destacar que esta situación viene de hace mucho tiempo, ya que el último título conseguido por la institución de Avellaneda fue el Apertura 2002, allá por diciembre de aquel año. Por eso todavía es más preocupante.

Compras increíbles e inversiones a futuro que son más que impresentables. Nombres como los de Damián Ledesma, Emiliano Armenteros, José Moreno, Carlos Báez, Gastón Machín, Cristian Ledesma, Damián Luna, Pablo Vitti, Ricardo Moreira, Emanuel Centurión, Lucas Mareque, Darío Gandín no están capacitados para vestir la camiseta de Independiente. Y seguramente se estén escapando varios apellidos más, de aquellos futbolistas que -gracias a Dios- solo estuvieron a préstamo, como el “Chipi” Barijho, Bernardo Leyenda y Martín Pautasso.

Desde que Julio Comparada es el máximo mandatario del “Rojo”, muy pocas adquisiciones fueron acertadas. La de Daniel Montenegro, Germán Denis, Leandro Gioda y la más reciente, de Leonel Núñez.

Muy pocos jugadores se salvan de la tormenta que está viviendo el equipo. La seguridad en el arco de Fabián Assman, la entrega incansable de Lucas Pusineri, el talento del “Rolfi” Montenegro y los goles del “Gordo” Núñez. Nada más. Del resto, muy poco.

Por eso, es hora de brindarles una posibilidad a los pibes del club, que sienten la camiseta mucho más que las aves de paso que forman parte del primer equipo. Adrián Calello, el “Patito” Rodríguez, Nicolás Mazzola y el “Chino” Vittor, entre tantos otros, merecen su chance.

Párrafo aparte que tiene que replantearse la comisión directiva. ¿La plata de la venta del “Kun” Agüero? “Es para la cancha”. ¿La de Oscar Ustari? “Para la cancha”. ¿La del “Tanque” Denis? “Para la cancha”. ¿Qué estadio quiere construir el presidente Julio Comparada? ¿El Maracaná?

Que quede claro que este gobierno hizo varias cosas bien, ya que Independiente cuenta con una economía más sana, un gran patrimonio, y el presi se animó a enfrentarse al “Padrino” Julio Grondona, pero ya es hora de replantearse muchas cosas.

Los Piojos vuelven al Luna

Casi como en una suerte de tradición, Los Piojos tocarán en el estadio Luna Park el 10 y 11 de diciembre, en lo que será su regreso a Buenos Aires.

Luego de su gira europea y por varias provincias del interior de la Argentina, la banda de El Palomar mudará sus rituales a la Ciudad de Buenos Aires. Además, se tratará del debut del nuevo guitarrista piojoso, Juanchi Bisio, en territorio porteño.

Raras notas que seducen

La Mocosa se presentó el sábado en el Roxy –El Teatro- de Colegiales, y desplegó todo su repertorio de rock and roll durante las dos horas que se extendió el recital. La banda del barrio porteño de Caballito arrancó con mucha potencia, para dejar en claro que se querían despedir a lo grande de la Ciudad de Buenos Aires.

“Sabemos cómo está la situación económica en el país, por eso les damos las gracias por haber venido”, señaló Juan Pablo “Juampi” García Soldi, voz y líder del grupo. En la previa, ya se venía hablando de que la banda presentaría temas nuevos y se mostraron tres de ellos, donde se destacó El mascarón. “Juampi” también pidió disculpas porque La Mocosa no pudo sacar un nuevo disco por problemas monetarios, pero la promesa quedó en pie para el próximo año.

El toque reggae de la noche estuvo a cargo de Ariel Villanueva, guitarrista de Dancing Mood, que subió al escenario para tocar Siento estar mejor –sí, habla del faaaaaaso- y hacer bailar al público.

Otro momento especial se vivió cuando “Juampi” y el guitarrista Juan Martín Caro se colgaron sendas guitarras criollas e improvisaron una suerte de set acústico. Allí, además de Blues que me condena y Oídos sordos, se destacó Sábanas frías, en donde los fanáticos se sentaron para acompañar con palmas y esperar la parte del estribillo para desatar un feroz pogo.

Si de pogos se trata, La Mocosa se reservó los últimos tres temas para reventar el Roxy. Un viaje al norte, Sucios recuerdos y Mucho mejor dieron pie a un rock and roll efervescente, con esas raras notas que seducen.

Estalló El Teatro

“¿Hace mucho que usted es hombre lobo?”. Esas palabras salieron de la boca de Cristian “Toti” Iglesias, y fueron más que suficientes para que el recital de Hijos del Oeste comenzara bien arriba. La banda arrancó con Estalla, como para demostrar cuál era el objetivo esa noche en El Teatro de Flores.
El grupo liderado por el “Toti”, recorrió casi la totalidad de su nuevo disco y también se paseó por algunas canciones de Jóvenes Pordioseros. 105 y 3, Funeral, Quiero tocar, ¿Qué hacés?, No la quiero dejar, Nunca me enseñaste y el infaltable Cuando me muera, le dieron una estirpe bien pordiosera al show.
Tampoco faltaron los invitados. Fernando “Flaco” Pita, de Heroicos Sobrevivientes; Tomás Taranto, de Infierno 18; y, quien sin dudas se robó la atención y una de las mayores ovaciones de la noche, “Juanse”, de Los Ratones Paranoicos.
Los fans también vibraron con un par de covers, como el clásico Ruta 66 y Satisfaction, para dejar en claro el toque stone que se vivió en la noche y que tanto identifica al grupo.
A lo largo del recital, Cristian –para los del barrio- se paseó por el escenario mostrando esos movimientos que tanto lo caracterizan. Se subió a los parlantes y se trepó a los balcones, ante la mirada de sus asistentes, que rezaban para que el cantante no se tropezara.
El momento más emotivo de la noche se vivió cuando el “Toti” le pidió a su madre que subiera al escenario. El líder de Hijos del Oeste le dedicó Nunca me enseñaste, para darle un toque sentimentalista al show.
La propuesta fue interesante, con un rock and roll puro y una armonía bastante aceitada entre los integrantes. La banda se mostró sólida, aunque quedó claro que, con el correr del tiempo, se terminarán de ensamblar. El espíritu pordiosero estuvo presente en el aire, ya que el público demostró que, pese a la aparición de esta nueva banda, la esencia sigue siendo la misma de siempre.
“Gracias por todo, los quiero mucho”, señaló el “Toti”, conmovido y agradecido por todo el cariño recibido por parte de sus fanáticos. Es que quedó claro, estalló El Teatro.

Salud campeón

El título conseguido por Lanús es una clara muestra de que con esfuerzo, sacrificio, perfil bajo y con mucho trabajo, los objetivos que uno se plantea, se pueden conseguir. El equipo de Ramón Cabrero –un caballero y un símbolo de honestidad- tiene una política institucional seria desde hace años.

Se lo merece Lanús porque es un equipo ordenado, serio, equilibrado en cuanto a sus finanzas. El club del que es hincha Nino Dolce apostó hace dos años a un director técnico de las divisiones inferiores, pero un hombre de la casa. Cabrero conoce mejor que nadie a sus dirigidos y los resultados están a la vista.

A diferencia de otros clubes, que deciden invertir una gran cantidad de dinero –como River con sus estelares contrataciones- y no consiguen sus frutos. No sé si tendrá que ver, pero ¿por qué los hinchas de Boca lanzaron proyectiles cuando los jugadores daban la vuelta olímpica?

El Granate demostró que no alcanza con tener millones en el banco. Lo más importante es la humildad, el esfuerzo, la honestidad y el trabajo. Por eso, Lanús –con sus dirigentes, cuerpo técnico y jugadores- es un ejemplo deportivo y de la vida.