domingo, 22 de julio de 2007

La sana costumbre


Argentina se consagró campeón del mundo sub-20 en Canadá, luego de derrotar en la final a República Checa por 2 a 1, con tantos de Sergio Agüero y Mauro Zárate. El conjunto dirigido por Hugo Tocalli fue superior a su rival y dio vuelta el resultado, en una gran demostración de talento, coraje y buen juego.

La Selección fue de menor a mayor. Con un arranque dubitativo, tenso, el equipo no podía perforar la sólida defensa que imponía el combinado europeo. Es más, la chance más clara estuvo a cargo de la República Checa, con un remate que dio en el palo. Argentina no encontraba el rumbo y carecía de ideas.

El comienzo de la segunda etapa fue similar. Los checos se agrupaban atrás con dos líneas de cuatro para poder salir rápido de contra. Hasta que llegó la apertura del marcador, que estuvo a cargo de Fenin, a través de un remate cruzado que hizo estéril la volada del arquero Romero.

Cuando parecía que se venía la noche, Argentina respondió enseguida. El abanderado del buen manejo de pelota, Ever Banega, puso un pase exquisito para la entrada del “Kun” Agüero. El ex delantero de Independiente, no se puso para nada nervioso y tocó suave, al primer palo, para conseguir la igualdad.

De allí en más, la Argentina fue como un aluvión en busca de la victoria. Sin embargo, los checos se cerraban cada vez más y, a esa altura, ya apostaban a un eventual alargue.

Hasta que, a cinco minutos del final, llegó el momento de la gloria. Luego de un córner ejecutado en forma rápida, Zárate fue de izquierda a derecha hasta ingresar al borde del área. Con la cara interna de su botín diestro, el ex atacante de Vélez acarició la pelota y la puso junto al primer palo.

En los últimos instantes del encuentro, Argentina se dedicó a tener la pelota para que los minutos transcurrieran.

El pitazo final desató la alegría de los chicos y de todos los argentinos. Maxi Moralez, una de las grandes figuras, recibió el Botín de Bronce por sus cuatro tantos en este campeonato y el Balón de Plata.

Por su parte, Agüero –el capitán en la final- se llevó todos los laureles. El “Kun” fue galardonado con el Botín de Oro, por ser el máximo artillero del Mundial, con seis goles, y el Balón de Oro, por ser la figura del torneo. Una muestra de que ya pide pista hace rato en la Selección Mayor.

La sana costumbre de los juveniles, que consiguieron el sexto título para el país en esa categoría, y el quinto en los últimos doce años. Un gran trabajo de inferiores y de jugadores que no paran de darle calidad y talento al fútbol argentino.

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